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Florencia en el siglo XV

Generalmente pensamos que los distintos estilos artísticos se dan en todas las regiones al mismo tiempo en circunstancia parecidas, eso en cierta medida es una equivocación que se ha producido cuando hemos querido acercarnos al mundo del arte dando por hecho que un periodo artístico va seguido del siguiente sin transición de tiempo ni zona geográfica.

En este artículo intentaré explicar por qué el Renacimiento del Quatrocentto italiano nació y se desarrolló en Florencia, se extendió al Norte de Italia y de ahí al resto de Europa.

¿Por qué el Gótico en Italia no se desarrolló tanto como en Francia o en España? No era un movimiento artístico que los italianos hubieran apreciado como suyo. El Renacimiento del siglo XV se creó en Florencia por una serie de circunstancias en la historia, que hizo que los avances se extendieran en esta zona, donde el estilo anterior no había tenido gran repercusión.

Antecedentes de la Toscana en los siglos XIII y XIV

En el siglo XIII Florencia era una de las ciudades más grandes de Italia junto a Venecia, Milán y Génova. Estaba dominada por una nobleza caballeresca y feudal que basaba su poder y su riqueza en el campo. Desde el comienzo del siglo XIII Florencia emprende un cambio con una gran expansión económica protagonizada por gente nueva enriquecida por el comercio y la industria.

Durante el siglo XIII los comerciantes se hacen sedentarios como resultado de un cambio de mentalidad que vino favorecida por la mejora en las vías de comunicación; es Florencia la única ciudad interior que crea una marina mercante gracias a que en 1251 controla el puerto de Talamone, en la República de Siena, que le da la oportunidad de dar salida al mar a sus mercancías.

Los comerciantes alemanes crearon una sociedad comercial llamada Liga Hanseática. En contrapartida, las ciudades del norte de Italia también se unieron y formaron la Liga Lombarda para defender sus intereses económicos y su autonomía comunal. Florencia como miembro de la Liga Lombarda se encuentra en el lugar central del movimiento de mercancías y capitales. El símbolo de este papel central en la economía europea fue la acuñación del florín de oro en 1252 como instrumento de pago en las grandes transacciones internacionales, algo similar al dólar actual. Fue ese papel destacado dentro de la economía y las finanzas internacionales lo que le permitió a Florencia un gran crecimiento económico, fuerza política y esplendor artístico en los siglos siguientes.

Ciudad de Florencia

Política y Sociedad del Siglo XV en Florencia

El traslado de los papas a Aviñón, el Cisma de Occidente, agravó entre finales del siglo XIV y el XV la situación de los pontífices dejándolos en manos de los grandes comerciantes-financieros, que realizaban sus operaciones a cuenta del papado drenando una parte de los recursos de la cristiandad en favor de la curia y de las grandes compañías que le servían de banqueros, sobre todo florentinos.

Durante este período hay que destacar a la familia, Medici, que a pesar de no provenir de la nobleza feudal ni de ninguna dinastía, consiguieron convertirse en una de las familias más ricas de la ciudad y asumieron el control económico y político con Cosme el Viejo, en la primera mitad del siglo XV.

En los treinta años en los que Cosme el Viejo estuvo en el poder fundó una monarquía sin corona, con fachada de república pues no derogó los órganos que constituían el andamiaje republicano; asumió ocasionalmente algún cargo público, contribuyó a ennoblecer la ciudad con su labor a favor de las artes y el pensamiento. En 1495 creó Academia Neoplatónica Florentina, siendo durante más de medio siglo el principal foco cultural del Renacimiento en Florencia: a través de una compleja mezcla de cristianismo y filosofía griega.

Entre los miembros a la Academia se encontraban sus nietos Lorenzo y Giuliano. Lorenzo el Magnífico gobernó Florencia durante veintitrés años con una fuerte personalidad que le permitió ser al mismo tiempo: poeta y mecenas de éxito, apreciado hombre de negocios, príncipe de una sola ciudad y protagonista del entramado diplomático internacional.

Escudo de la Casa Medici

La cultura del siglo XV en Florencia asumió el papel de prestigio de una familia y de toda la ciudad. La obra de arte ahora es un producto de mercado, es decir, se comercializa con ella y era realizada por el artista con la intención de expresarse y hacer negocio, con unas características concretas, no solo como un encargo como en las etapas anteriores. En el arte medieval el comitente-mecenas se movía dentro de un ámbito teológico en el que participaba de alguna manera, ahora el mecenas del siglo XV utiliza las obras como una herramienta para ensalzar el orgullo de la familia y la ciudad.

En la corte de Lorenzo el Magnífico había poetas, humanistas, artistas, poseía una biblioteca y una gran colección de antigüedades que utilizaba como afirmación de su prestigio e instrumento para desarrollar sus maniobras diplomáticas. A menudo hemos escuchado: “lo que se produjo en este siglo XV fue un gran derroche y dispendio de capitales…” no podemos ver el arte desde la óptica y sentido utilitarista del siglo XXI, estos mecenas iban mucho más allá de la simple relación con un cliente ocasional, se establecía una compleja dependencia entre artista y patrono, contratando los trabajos de artistas de forma permanente y cambiando la función de la obra de arte, teniendo ahora un papel de lujo y prestigio, alejándose de la idea teológica que tenía con la iglesia como único cliente.

Arte en el siglo XV florentino

El arte del Quatrocentto florentino surge íntimamente ligado a una forma completamente distinta de entender la práctica artística y el funcionamiento de la obra de arte en la sociedad. El Renacimiento comporta una transformación que afectó a todas las formas de vida: la economía, la cultura, la política, la ciencia y la religión. Se produjeron una conjunción de factores que dan lugar a una situación radicalmente distinta.

Los artistas trataron de emanciparse de los gremios de etapas anteriores que regían su trabajo, ahora los llamados talleres fueron el medio más generalizado de la producción artística. Los maestros, directores de taller, actuaban como auténticos empresarios. Hoy que damos un importante valor a la obra de arte como realización individual, nos puede sorprender la unidad y trabajo en equipo de estos talleres en los que intervinieron diferentes artistas. Esta fue una forma de trabajo normal y habitual en el Quattrocento italiano.

La nueva valoración social de los artistas renacentistas estuvo en gran medida relacionada con el fenómeno del mecenazgo. Las novedades y transformaciones que se produjeron en el mercado artístico fueron la consecuencia de una concentración del poder económico y de la iniciativa cultural por parte de la élite aristocrática. La obra de Ghiberti y Paolo Ucello no podría comprenderse en el marco del limitado sistema gremial de la Edad Media.

Lorenzo Ghiberti (1378 - 1455) fue el primer escultor que basó su arte en las fuentes del Humanismo. La escultura no era arte en acción, sino el resultado de la unión entre técnica y razonamiento. Realizó las puertas norte y este del Baptisterio de Florencia por encargo de los comerciantes de la lana.

Puertas del Paraíso de Ghiberti, Baptisterio Florencia

Paolo Ucello (1397 – 1475): su gran aportación fue en el campo de la perspectiva; fue su gloria y su desgracia, aquello que lo salva de considerarlo un artista tardo gótico también lo clasifica como científico y no como pintor. En 1436, el consejo de la catedral de Florencia lo selecciona para llevar a cabo el monumento pictórico del Condottiero Giovanni Acuto, sería la primera obra de este artista firmada y documentada como artista individual.

Giovanni Acuto de Paulo Ucello, Duomo Florencia

Florencia consigue llegar a ser la capital del Renacimiento italiano por todas sus circunstancias sociales y políticas y con ello favoreció el crecimiento de artista autóctonos que en fechas posteriores viajan a otras ciudades como Roma para seguir desarrollando su arte.

Por Carmen Vaquero, Licenciada en Historia del Arte, Intérprete del Patrimonio.