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Roma, Cinquecento italiano

Como hemos visto en el post del mes anterior, el Renacimiento del Quattrocento italiano nació y se desarrolló en Florencia, se extendió al Norte de Italia y de ahí al resto de Europa.

En este artículo intentaré explicar por qué no fue la ciudad de Roma la protagonista de este arte del siglo XV y cómo se trasladaron los artistas desde ciudades como Milán o Florencia hasta Roma y desarrollaron ya un arte más avanzado desde 1447 a 1530, llamándose arte del Cinquecento Italiano

Roma en los siglos XIII y XIV

Roma entra en un periodo de decadencia que se puede apreciar en el abandono de los monumentos de época romana; como elementos urbanísticos destacados para el desarrollo de la ciudad los acueductos se fueron abandonando, con lo que el suministro de agua no duró durante toda la Edad Media, Roma en los siglos XIII y XIV cayó en una decadencia de la que ya no volvería a recuperarse.

Con respecto a los monumentos abandonados un ejemplo es la zona de Los Foros: El Foro de Cesar se abandona y sufre un gran expolio, se reutiliza su mármol en distintos edificios de la ciudad. Las termas se abandonan completamente por no estar relacionadas con la moral cristina, se consideraban edificios paganos. También las termas sufrieron el desabastecimiento de agua por el abandono de los acueductos, como por ejemplo las Termas de Caracalla.

En este periodo un gran sector de la población tenía el deseo de distanciarse de la antigua capital del imperio, pues veía en los antiguos monumentos el reflejo de una sociedad pagana y alejada de Dios.

Foros Romanos

No se puede hablar de una continuidad de los monumentos de la época romana, aunque tampoco podemos afirmar un abandono total. Las nuevas razones religiosas priman unos edificios sobre otros, así como su futuro o su destrucción. Exceptuando puentes y acueductos, el resto de edificios se consideraban eminentemente paganos. Durante la Edad Media se intentó cristianizar la ciudad mediante la readaptación de los edificios romanos o reutilizando los materiales.

Un ejemplo muy significativo es el Panteón emblema de los dioses romanos; a partir del siglo VII se convierte en una de las iglesias más destacadas de la ciudad con la intención de cristianizar el centro de Roma. La funcionalidad es un elemento clave que determinó la continuidad de algunos edificios. Los puentes y las murallas Aurelianas tenían una función básica para el mantenimiento de la ciudad, grandes recursos se destinaron para su mantenimiento en detrimento de otros edificios más significativos, pero con menor utilidad.

El Panteón, Roma

Exilio de los Papas a Aviñón

El abandono definitivo de las reparaciones de los monumentos se produce en torno a 1309 con el exilio de los papas a Aviñón y el Gran Cisma, momento en el que la posición del pontificado es muy débil, el papado y el clero pasaban por una grave crisis: la decadencia moral de la jerarquía eclesiástica se encontraba lo mismo en la vida de los papas y sus hijos, que entre los sectores del bajo clero donde los negocios eran condiciones comunes y cotidianas. Con la marcha de la máxima autoridad eclesiástica a Francia, Roma perdió su figura centralizadora y la mayoría de los monumentos pasan a manos privadas, cuyos objetivos eran únicamente personales. A partir de este momento, y hasta el regreso del pontífice a Roma, la ciudad se abandona totalmente por intereses personales de los nobles.

Clemente V fue el primer Papa que se estableció en Aviñón en 1309, territorio que no pertenecía a Francia sino a Nápoles, vasallo de la Sede Apostólica. Los papas dejaron de tener su poder sobre la ciudad de Roma que le habían confiado los Habsburgo desde 1273. Durante el siglo XIII tres grandes familias van conquistando el poder sobre Roma: los Colonna, los Orsini y los Savelli llegaron a ser tan poderosos que amenazaron la continuidad del pontificado y la vuelta del papa a Roma.

Italia pensaba que el papado era una institución imprescindible para su bonanza, Roma sentía la necesidad de ser la metrópoli de la cristiandad, estando dispuesta a sacrificar todas las libertades que se habían instaurado, a cambio de las ventajas materiales que podía reportarle la soberanía del papado.

En 1417, Martín V es elegido único papa, poniéndose fin al Cisma definitivamente; se instala en Roma en 1420, iniciando la reconquista de los Estados Pontificios, que el exilio había dejado en el caos y comienza una gran reestructuración urbanística de Roma.

Vista aérea de Roma

Roma a finales del siglo XV y principio del siglo XVI

Las obras de arte de este periodo no son obras de artistas locales sino de lo que se consideraban extranjeros, pues provenían de otras ciudades-estado: en 1496 Miguel Ángel llegó desde Florencia, Bramante desde Milán en 1499 y Rafael desde Urbino en 1508.

Un nuevo tiempo comienza para el papado con la elección de Nicolás V en 1447. El primer papa indiscutiblemente humanista apostó por una política de defensa de los monumentos antiguos. Pensaba que, si la sede apostólica se mostraba a los cristianos con espectaculares edificios, la fe se fortalecería y los cristianos visitarían la ciudad de San Pedro. Reforma las tres principales vías medievales que desembocan en el Vaticano. Nicolas V había imaginado la ciudad de Roma como una nueva urbe que supera el mundo medieval y entra de lleno en el espíritu elegante del Renacimiento; instaura a los papas como reyes y renueva los monumentos de la Ciudad Eterna, convirtiendo la corte pontificia en el centro de la cultura europea. El 1450 fue Año Santo: miles de peregrinos llegaron a Roma, aumentando el prestigio de los papas.

En 1503 Roma entra de lleno en la Edad Moderna con el papa Julio II, su visión fue infalible en la elección de artistas que pudieran realizar con coraje sus proyectos. Su figura es recordada, sobre todo, por las magníficas obras llevadas a cabo durante su pontificado, a él se deben las obras maestras de Miguel Ángel y Rafael realizadas en Roma.

El primer proyecto de la Tumba de Julio II encargado a Miguel Ángel fue en el año 1506; era una obra colosal con más de cuarenta figuras que representarían el tránsito de la muerte terrenal a la vida eterna. Esta obra supuso para Miguel Ángel un calvario, pues el papa Julio II abandonó el proyecto interesándose más por las obras en el Vaticano. La obra definitiva del sepulcro de Julio II  se encuentra en la iglesia romana de San Pedro in Vincoli: La escultura del Moisés es la única que desde el comienzo del proyecto llegó hasta el final de la obra.

En 1513, la elección del papa León X, hijo de Lorenzo de Medici, fue aplaudida como el comienzo de una etapa de paz y estabilidad. A su pontificado se le llamó la Edad de Oro de la cultura italiana. Tuvo el talento necesario para patrocinar a los artistas que dieron esplendor a su corte, aunque no descubrió a ningún artista nuevo.

La construcción de la nueva basílica de San Pedro y las obras de Rafael y Miguel Ángel demostraron la gran tradición artística del Imperio Romano. Con León X, Rafael continuó con la decoración de las estancias vaticanas empezadas con Julio II, trabajando en la tercera sala de los apartamentos papales, y creó una decoración basada en los antepasados de León X.

Habitaciones Rafael, Vaticano, Roma

Con Julio II y León X a comienzos del siglo XVI, Roma ya había empezado a recuperar el esplendor de los tiempos antiguos. La construcción de la Nueva Basílica de San Pedro y las obras de Rafael y Miguel Ángel demostraron el gran desarrollo artístico que experimentó Roma en ese primer cuarto del siglo XVI. En 1527 se produjo una drástica paralización: El Saqueo de Roma dejó un paisaje de ruina, a la que se unió el abandono de la ciudad de muchos artistas. Se originó un retroceso en la vida cultural que tardaría varias décadas en superarse.

Por Carmen Vaquero, Licenciada en Historia del Arte, Intérprete del Patrimonio.