• Audioguías culturales:
  • Monumentos, Museos, Itinerarios Culturales, ...
Logo Destino Arte, Audioguías culturales
Los símbolos en el arte del Barroco

En el artículo anterior Los Jeroglíficos en el Arte del Renacimiento vimos cómo evolucionaron los jeroglíficos a lo largo de la historia y cómo se desarrollaron en el siglo XV en distintos monumentos. En este artículo veremos cómo los símbolos en el arte del Barroco siguen evolucionando, y al mismo tiempo veremos cómo los artistas siguen tomando como fuente la obra del Renacimiento Hypnerotomachia Poliphili y cómo este texto fue la inspiración de Bernini en su obra el Elefante de Minerva.

Alegorías y símbolos en el Barroco

Cuando llegamos al arte Barroco los símbolos habían evolucionado desde la Antigüedad y se habían especializado en el Renacimiento; en etapas anteriores era la expresión de conocimientos ocultos reservado solo a las élites, surgían interpretaciones confusas entre lo profano y lo pagano.

En el Barroco algunos símbolos caen en desuso y otros se van incorporando a los mentores de las obras de arte, como son las promovidas por las órdenes religiosas o los mismos papas, en su aspiración por distinguir su función y ensalzar sus logros o los de su familia.

La gran diferencia con el Renacimiento es que en el Barroco lo que se convierte en símbolo es la obra completa y no unos jeroglíficos que nos dan una lección. Ahora la obra transmite un mensaje general a través de su propia forma de presentación.

Se diferencian dos tipos de mensajes: uno interno que es el tema en sí de la obra, lo que ella misma representa, y otro externo, que es lo que el mecenas quiere transmitir de sí mismo, su linaje, o sobre la institución que representa; estos dos significados conviven en la misma obra y en muchas ocasiones se confunden o no se llega a entender o transmitir el significado secundario que el comitente, quien paga la obra, quiere reflejar.

En el Barroco se pone de manifiesto todo el engranaje simbólico en las llamadas alegorías, aquí se unen todos los elementos de palabras e imágenes, alcanzando los dos significados de las obras. Se presentan como un acertijo o reto intelectual, pues se trata de averiguar el sentido de la figura completa; se ayudan de un texto que se presenta como una frase corta, casi siempre en latín, este texto explicativo se refiere a la obra pero también explica la interpretación secundaria.

Plaza de Minerva de Roma

En los espacios urbanísticos de Roma, entre los siglos XVI y XVII cobraron mucha importancia los obeliscos como elementos significativos en las plazas. Los obeliscos se trajeron de Egipto, y según explicaba Torquato Tasso en 1594 “la figura del obelisco fue un signo misterioso de Egipto, semejante a los rayos del sol y por tanto dotado de un sentido alegórico solar”; la cruz que se le coloca en lo alto indicaba la presencia de Cristo, que según los hombres del Barroco es el sol incuestionable.

Con respecto a la figura del elefante, los griegos y los romanos fueron los primeros pueblos que reunieron una gran cantidad de documentación sobre este animal. Plinio el Viejo (23-79 d. C.) escribió la “Historia Natural” y en esta obra ya recogía una descripción detallada de los paquidermos. Desde el siglo I hasta el XVIII esta obra sirve de referencia cuando se quiere citar a este gran animal.

Durante el Medioevo cristiano, el oeste de Europa tuvo un conocimiento indirecto de estos animales, pero será en los siglos XVI al XVIII cuando se tenga una visión más cercana por la aparición de este animal por Europa, tras el inicio de la expansión ultramarina portuguesa en África y Asia.

En el Renacimiento se despierta un gran interés por todo lo enigmático, se preocupan por buscar el significado oculto de las cosas, esto se unió a ese lenguaje de símbolos que liga palabras con imágenes. En este contexto, movido por el encanto hacia la civilización egipcia aparece publicado en 1499 La Hypnerotomachia Poliphili o Sueño de Polífilo, el autor fue Francisco Colonna que utilizó su ingenio en el capítulo IV, uno de los principales por la influencia que ha tenido en el arte posterior. Entre los monumentos que Colonna describe en este capítulo IV se encuentra un elefante de piedra negra, sobre él, un obelisco de piedra verde rematado por una bola de cristal. Todas las inscripciones y los jeroglíficos del elefante tienen relación con el esfuerzo, el trabajo y la inteligencia.

Elefante Hypnerotomachia

Hypnerotomachia Poliphili - Imagen: Dominio público.

Bernini se apoya en esta obra literaria del Renacimiento para realizar su monumento de la Plaza de Minerva de Roma: un pequeño obelisco egipcio sobre la figura de un elefante. Bernini lo esculpió en 1667 en honor al papa Alejandro VII. Desde la Antigüedad la figura del elefante estaba cargada de simbolismo con un sentido moralizante, lo que se utilizó por la tradición cristiana medieval y renacentista; aludía a la templanza, la mansedumbre, la fuerza, la compasión, pero ahora la alegoría barroca le da un nuevo significado unido al obelisco. La mentalidad barroca recogía en cada uno de los obeliscos alabar al papa como la figura que había llevado a cabo una gran obra en la ciudad, reconociéndolo como renovador de Roma.

Las inscripciones del viejo obelisco indican que se dedicó a Palas egipcia y que se trajo a la Plaza de Minerva, ahora dedicada a la Virgen María en honor a la Sabiduría Divina. Tenemos que aclarar que los egipcios encarnaron esta sabiduría en la diosa Isis, los romanos en la figura de Minerva y posteriormente los cristianos en la Madre de Dios. A través de María la sabiduría divina se infunde a la iglesia universal.

Las inscripciones a ambos lados del monumento nos dan toda la explicación de la obra con una conclusión:

“Alejandro VII dedicó este antiguo obelisco, monumento a la Pallas egipcia, rescatado del suelo y erigido en la plaza que tiempo atrás fue de Minerva y hoy de la Madre de Dios, a la Divina Sabiduría, en el año 1667”.

A su espalda la segunda inscripción:

“Estos símbolos de la sabiduría de Egipto que ves grabados en el obelisco que sostiene un elefante, el más poderoso de todos los animales, son la prueba de que es necesaria una mente fuerte para sostener una sólida sabiduría”.

Elefante Minerva Roma

Elefante Plaza Minerva Roma

Queda clara la participación del papa Alejandro VII en la obra, la relación del elefante como símbolo de una mente fuerte, el obelisco erigido en honor al papa y la plaza dedicada a la Madre de Dios. Todo el espacio queda cargado de todo el significado alegórico del Barroco.

Por Carmen Vaquero, Licenciada en Historia del Arte, Intérprete del Patrimonio.