El Coleccionismo.

En un principio, en la Edad Media sólo la iglesia y la realeza tenían las condiciones para coleccionar obras de arte. A partir del siglo XVI, la nobleza rivaliza con la corte, convirtiéndose en un importante grupo de coleccionistas en España; estos estaban interesados por piezas procedentes de Europa que llegaron a España en un momento de importante progreso cultural; y la Casa Lis Museo Art Nouveau – Art Déco es un ejemplo.

A partir del siglo XVIII se produce un cambio social importante y con ello aparece un nuevo tipo de coleccionistas: la burguesía; que se diferenciaba por un gusto más variado y personal.

En el siglo XIX el arte se generaliza; en el coleccionismo se produce una transformación lenta en los intercambios de las obras de arte hasta el siglo XX.

A principios del siglo XX, en España hay poco interés institucional por los coleccionistas y el arte contemporáneo. En la segunda mitad del siglo XX se hace visible el trascendental papel desempeñado por fundaciones y coleccionistas privados que ayudaron a fomentar el Arte Contemporáneo con sus colecciones.

En los años ochenta del siglo XX se produjo un creciente reconocimiento del coleccionista particular; estos siempre habían preferido mantenerse con cierta reserva y sin visibilidad, pero también es cierto que contribuían con préstamos de piezas en distintas exposiciones. Esto contribuyó a finales del siglo a un conocimiento mayor del arte por parte del público en general.

Desde un principio el coleccionismo venía definido por la reputación y el prestigio, poseer obras de arte era una manifestación de clase social y superioridad. Con el paso del tiempo “el gusto personal” marca a los coleccionistas, las colecciones están definidas por la satisfacción personal de cada coleccionista en particular.

Frans Francken the Younger. Cámara de Arte y Curiosidades 1636 - Imagen: Dominio público

El coleccionista español ha recorrido un largo camino que se desarrolló desde la completa invisibilidad, hasta hoy, en el que ha alcanzado prestigio como agente cultural. En el transcurso del siglo XXI, el coleccionista y sus colecciones siguen evolucionando y con ellos los ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autónomos participando en la creación de nuevos museos con las donaciones de coleccionistas privados.

Dentro de estos coleccionistas privados reconocemos en este artículo a Manuel Ramos Andrade, que nació en un pequeño pueblo de la provincia de Salamanca, Navasfrías (1944). Con catorce años se traslada con su madre al País Vasco; allí vive hasta los veinte, cuando se marcha a la región de Lyon donde trabaja en la industria textil. En 1965 emigra a Australia y emprende su actividad empresarial como anticuario. En 1972 decide instalarse en Barcelona donde prospera rápidamente como anticuario hasta crear, en 1983, el Boulevard dels Antiquaris en el Paseo de Gracia de Barcelona con setenta y tres tiendas de anticuarios; es el primero de España que sigue el concepto francés de antigüedades, que perseguían la especialización en la selección de las piezas.

Las características de Ramos Andrade como coleccionistas se centraron en tres objetivos:

- Primero: Coleccionar obras determinadas de un periodo concreto y estéticamente análogo, comienzos del Art Nouveau y última etapa del Art Déco.

- Segundo: Se decantó por las artes decorativas de este periodo, entre finales del siglo XIX y hasta principio de los años cuarenta del siglo XX.

- Tercero: Fue riguroso con la elección de cada una de las piezas que adquirió, su elección se concentró en el estado de conservación de las piezas y su calidad.

Manuel Ramos Andrade fue un viajero perseverante que durante los años sesenta y setenta del siglo pasado indagó y se especializó en una época determinada; Ramos Andrade descubrió y compró sus obras a coleccionistas particulares de Estados Unidos y Japón, creando unas colecciones únicas, extraordinarias y muy difíciles de reunir. Gracias a su profesión de anticuario pudo examinar miles de piezas y elegir aquellas que él consideró aptas para su colección y que podían exhibirse como verdaderas obras de arte.

En 1990 Manuel Ramos Andrade decide donar su colección a la ciudad de Salamanca. Se constituye una Fundación que lleva su nombre y el Ayuntamiento de Salamanca cede el palacete modernista de la Casa Lis a la Fundación para crear el Museo Art Nouveau - Art Déco de Salamanca con las colecciones de Ramos Andrade. El museo abre sus puertas el 6 de abril de 1995.

Casa Lis - Arquitectura Modernista

El modernismo es un arte burgués que intenta incluir en la arquitectura todas las artes. Es una arquitectura que acoge en sus edificios las innovaciones del hierro y el cristal. Utiliza para la decoración de sus interiores piezas manufacturadas de la industria y usa la forja para las rejerías de exteriores y espacios domésticos. Se caracteriza por sus formas redondeadas y múltiples elementos decorativos, mezclando formas vegetales y recuperando elementos de estilos anteriores como es el Gótico.

En torno a 1900 Europa experimenta una nueva forma de entender el arte; cambian los edificios con fachadas significativas que transforman el aspecto de las calles. Se establece una nueva modernidad, la unión del arte y la vida cotidiana marcarán estos primeros años del siglo XX.

En estas fechas entran en contacto dos figuras destacadas de la vida salmantina: Miguel de Lis y Joaquín de Vargas y Aguirre.

Miguel de Lis -industrial del curtido- había tenido oportunidad en sus viajes por Europa de entrar en contacto con los cambios que se estaban produciendo en el arte europeo. Sueña con levantar su casa en este nuevo estilo que había descubierto en las ciudades europeas; se convierte así en un mecenas cultural que introduce en la ciudad castellana el único edificio modernista de la ciudad. Confía para su proyecto en el arquitecto Joaquín de Vargas y Aguirre, licenciado en ciencias y arquitecto provincial de Salamanca, y conocedor de los trabajos de la arquitectura modernistas de los belgas Paul Ankar y Alphonse Balat.

Casa Lis Salamanca

La casa comienza a construirse en los últimos años del siglo XIX; se termina en 1905 con la fachada norte, la que da a la calle Gibraltar: es esta fachada la que tiene un mayor carácter modernista. La fachada es de dos cuerpos con pequeño patio delantero con verja de influencia del arte modernista belga. La fachada sur es la más llamativa; destaca la combinación de la forja del hierro y el cristal con la corpulencia del muro de piedra de Villamayor.

El tercer elemento que sobresale en el edificio es el patio central, con dos corredores apoyados en columnas de forja y decorados con la flor de Lis, emblema de Miguel de Lis. Cuando se terminó la casa en 1905 el patio interior era descubierto, característica que aportó el arquitecto Joaquín Vargas según los patios andaluces de su Jerez natal.

La casa permaneció en propiedad de la familia hasta 1917 que se vendió a Enrique Esperabé de Arteaga, futuro rector de la Universidad, que mantendría la propiedad hasta finales de los años sesenta del siglo XX. A partir de estos años la casa entra en decadencia, en 1981 el alcalde Jesús Málaga recupera el palacete para casa de cultura.

En torno a 1990 la Casa modernista de los Lis convertida en casa de cultura entra en una nueva etapa. Manuel Ramos Andrade cuando dona su colección a la ciudad de Salamanca pone como condición que este edificio modernista sea el envoltorio de las piezas de su colección.

En estos primeros años de la década de los noventa se realiza una nueva restructuración y remodelación de la casa para convertirla en el Museo Art Nouveau - Art Déco de Salamanca. El cambio más significativo es el cierre del patio central con una vidriera emplomada del artista catalán Juan Villaplana, siguiendo un diseño de Manuel Ramos Andrade. La vidriera representa los tres cielos de Salamanca: el amanecer, el ocaso y la noche.

Museo Art Nouveau - Art Déco de Salamanca

“La expresión artes decorativas, tomaron cuerpo a finales del siglo XIX, ligada a la estética que daba la primacía al estilo… Esas artes decorativas implicaban una cierta factura artesanal ennoblecedora, y se refería sobre todo a las producciones de lujo…”. Sofía Rodríguez Bernis directora del Museo Nacional de Artes Decorativas.

El Museo Art Nouveau - Art Déco de Salamanca acoge en sus veinte salas las colecciones de artes decorativas de Ramos Andrade. Llaman la atención las Criselefantinas, figuras de pequeño tamaño en las que se utiliza el bronce para los ropajes y el marfil para las partes desnudas del cuerpo, como las manos y la cara. De estas esculturas pequeñas Ramos Andrade llegó a coleccionar unas cien piezas de gran calidad.

Demetre H. Chiparus es uno de los creadores destacados de estas obras, representando a la mujer moderna de la época en múltiples movimientos. Sobresalen los ropajes elegantes siempre realizados en bronce pintados y esmaltados. Los pedestales utilizados por Chiparus en estas esculturas, de mármol de carrara y ónice, tienen una enorme importancia en la composición de la obra. Cuando la bailarina se apoya en un solo pie, el pedestal tiene forma escalonada dando más ligereza a la obra. Por el contrario, cuando la figura tiene los dos pies posados y los brazos alzados, el pedestal es de forma cúbica o escalonado horizontalmente, dando la sensación de más pesadez.

Demetre Chiparus. Tanara - Imagen: Colin Rose from Montreal, Canada

Muchas de las obras que hoy podemos ver en el museo serían muy difíciles de reunir por un particular; acaparar esta ingente cantidad de obras de una época tan concreta, solo es posible en un coleccionista muy dedicado y perspicaz, que rebuscó, intercambió e investigó con pasión las obras que encontraba en sus viajes; esto hace de la Casa Lis sea un museo de gran calidad dentro del panorama museístico de la Unión Europea.

Por Carmen Vaquero, Licenciada en Historia del Arte, Intérprete del Patrimonio.